La organización Bishop Accountability publicó una lista de 16 obispos y superiores religiosos mexicanos señalados por encubrir casos de abuso sexual contra menores de edad.

La organización acusó que en México están ausentes averiguaciones y medidas de reparación que se han aplicado en países como Estados Unidos, Alemania, Australia y Francia ante casos de abuso sexual.

Incluso en México se siguen silenciando a las víctimas o haciendo caso omiso a sus denuncias, mientras que quienes encubren a los abusadores siguen ocupando cargos de jerarquía.

Los señalados son:

Jesús Carlos Cabrero Romero, arzobispo Emérito de San Luis Potosí.

Señalado por encubrir los crímenes de Eduardo Córdova Bautista. En el verano de 2012, dos padres contaron al arzobispo Cabrero Romero que Córdova había violado a su hijo, menor de 15 años, en agosto de 2011 durante un viaje a Ciudad de México. El arzobispo respondió obligando a los padres a firmar una declaración jurada mediante la que se comprometían bajo juramento “ante Dios a mantener en secreto y estricta confidencialidad los delitos sexuales cometidos”. La declaración jurada llevaba el membrete de la arquidiócesis y se titulaba Carta testimonial jurada. Fue dirigida y presentada al arzobispo Cabrero en julio de 2012.

José Luis Chávez Botello, arzobispo Emérito de Antequera-Oaxaca

Señalado por ser cómplice en el caso del pederasta Gerardo Silvestre Hernández, quien ahora se encuentra encarcelado, señalado por abusar sexualmente de más de 100 niños en siete parroquias diferentes. En 2009, un grupo de sacerdotes denunciaron los delitos de su compañero al Arzobispado, pero el arzobispo José Luis Chávez Botello defendió la inocencia de Silvestre y tomó represalias contra los denunciantes.

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Enrique Díaz Díaz, obispo de Irapuato

Después de que el padre Luis Esteban Zavala fue condenado por violar a una niña de 12 años en 2019, el obispo Díaz supuestamente salió en defensa del sacerdote, negándose a ofrecer una compensación económica o incluso tratamiento psicológico a la joven víctima. El obispo Díaz hizo poco y nada para detener al padre Pedro Gutiérrez Farías, fundador de albergues para niños abandonados, donde eran víctimas de violaciones y torturas. Cuando Gutiérrez falleció en 2020, el obispo emitió una declaración en la que pedía a Dios que le concediera “el premio de la gloria, reservado a los trabajadores de Su viña”.

Alonso Gerardo Garza Treviño, obispo de Piedras Negras

Obispo Garza Treviño está acusado de encubrir y proteger al padre Juan Manuel Riojas Martínez, conocido como el padre Meño. Dos víctimas denunciaron al sacerdote ante el obispo y, en ambos casos, el obispo Garza supuestamente intentó silenciarlas. Incluso Garza habría intentado obligar a una de las víctimas a firmar una carta que exoneraba al obispo del delito de encubrimiento. La víctima se negó y presentó una denuncia penal. Actualmente, el padre Meño está en prisión, cumpliendo una condena de 13 años por violación de un menor.

Jonás Guerrero Corona, obispo de Culiacán

Como obispo auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México, el obispo Guerrero está acusado de proteger al sacerdote abusador Carlos López Valdés.

José Martín Rábago, arzobispo Emérito de León

Arzobispo Martín está acusado de proteger al sacerdote abusador José Luis de María y Campos López.

Fabio Martínez Castilla, arzobispo de Tuxtla Gutiérrez

Se acusa al arzobispo Martínez de no adoptar medidas disciplinarias contra la fundadora y exsuperiora general de una comunidad religiosa femenina Las Discípulas de Jesús Buen Pastor, en la que presuntamente permitió los abusos sexuales a mujeres jóvenes por parte del sacerdote Salvador Valadez Fuentes, quien fuera expulsado del sacerdocio.

Felipe Aguirre Franco, arzobispo Emérito de Acapulco

En 1992, siendo obispo de Tuxtla Gutiérrez, el arzobispo Aguirre fundó la congregación de las Discípulas de Jesús Buen Pastor junto con el padre Salvador Valadez Fuentes y la religiosa Silvia López Pérez. El padre Valadez fue dimitido del estado clerical a finales de 2021 por abusar sexualmente de cinco jóvenes que habían pertenecido a la orden. Las víctimas acusan a su exsuperiora, Silvia López Pérez, de ayudar y encubrir a Valadez desde el principio y de ser culpable ella misma de “agresiones sicológicas, abuso de poder y manipulación”.

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Silvia López Pérez Fundadora y ex-Superiora General de las Discípulas de Jesús Buen Pastor

Silvia López Pérez, había permitido a sabiendas que el exsacerdote Salvador Valadez Fuentes cometiera abusos sexuales durante décadas.

Luis Morales Reyes, arzobispo Emérito de San Luis Potosí

Arzobispo Morales encubrió los crímenes de Eduardo Córdova Bautista.

Cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo Emérito de la Arquidiócesis Primada de México

Cuando el obispo José Luis Fletes Santana fue acusado de abusos sexuales a menores en 2003, el cardenal Rivera utilizó su influencia dentro del Gobierno para protegerlo de las acusaciones y silenciar a la víctima con un acuerdo extrajudicial.

Cardenal Rivera también es acusado de encubrimiento en los casos de sacerdotes abusadores Marcial Maciel, fundador de la Legión de Cristo, y Nicolás Aguilar-Rivera.

Gerardo de Jesús Rojas López, obispo de Tabasco

Después de enterarse del presunto abuso del padre Carlos Francisco Alejo Oramas en Tabasco, el obispo Rojas lo transfirió a otra diócesis, donde supuestamente volvió a abusar.

Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo Emérito de Guadalajara

Es acusado de utilizar su influencia para conseguir que la pena de prisión del padre Heladio Ávila se redujera de 15 a 3 años. Ávila fue condenado en 1996 por violar a tres menores de 8, 9 y 10 años. Al parecer, el sacerdote habría admitido su culpabilidad en los delitos y amenazado con mandar a asesinar a los niños si lo denunciaban. No obstante, cuando el sacerdote salió de la cárcel, el cardenal Sandoval le permitió reintegrarse al ministerio parroquial.

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José Guadalupe Torres Campos, obispo de Ciudad Juárez

El obispo Torres supuestamente tenía conocimiento de las agresiones sexuales perpetradas por el Padre Aristeo Baca contra una menor y, a pesar de ello, permitió que el sacerdote siguiera ejerciendo el ministerio sacerdotal hasta el día de su detención en febrero de 2019.

Javier Navarro Rodríguez, obispo de Zamora

En 2004, cuando el padre Rafael Córdova Esparza, de la diócesis de San Juan de los Lagos, fue detenido por violar a un niño de 11 años con síndrome de Down, su obispo en ese momento, Javier Navarro Rodríguez, desestimó inmediatamente la acusación, calificándola de falsa y declarando públicamente: El sacerdote fue trasladado a otra parroquia con la aprobación del arzobispo de Guadalajara, el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, quien explicó que el traslado era la opción más saludable.