Por Claudia Morales

Queridos lectores que gusto saludarlos una semana más. Deseo comentarles que estuve platicando con unas amigas, respecto a las cosas que más extrañamos hacer derivado del encierro por esta pandemia, y aunque en muchos estados se han abierto lugares como: restaurantes, gimnasios, albercas y más, siempre existe el riesgo de contagiarnos y si salimos es para lo indispensable con todas las precauciones y siempre con ese temor de enfermarnos.

Por supuesto quisiera viajar, estar en una hermosa playa descansando, o estar escuchando un concierto en la Ópera de París y cenar en “El café de la Pax”, pero no es posible; primero porque no tengo dinero (jajajaja) y segundo porque mientras no exista vacuna contra el Covid esto será imposible.

Pero otra de las cosas que más amo y extraño es bailar, me encanta toda la parafernalia que implica salir a bailar; arreglarme, llegar al lugar, escuchar la música fuerte, ver a las demás personas bailando y sonriendo, disfrutando al ritmo de la música. El año pasado o antepasado conocí el Salón San Luis, es un salón de baile con 73 años de tradición, está ubicado en San Luis Potosí #28, Col. Roma Norte.

Entrar al sitio es como cambiar de época: te atienden meseros con sacos blancos y corbata de moño negro. En la tarima, la orquesta toca lo mejor de salsa y cumbia, y son 2 orquestas que se alternan durante la noche; aquí te pasan un menú de canciones y puedes elegir la canción que deseas por 40 pesos.

En los descansos de la orquesta hay música grabada con merengue, tribal, norteña y sinaloense para que nadie deje de bailar. Si te da algo de pena bailar, échate unos tequilas para darte valor porque aquí nadie se queda sentado.

Verás caballeros solitarios, también hipsters, godínez, extranjeros, fresas y ficheras. Todos se reúnen allí para platicar, ligar y echar coto. Nunca había visto ficheras, pero es textual, les pagan para bailar, muchas bailan muy bien, no sé si al terminar la noche también se renten para otros oficios, pero de que te la pasas bien en este lugar no cabe duda.

La entrada es espectacular, tiene su marquesina, te reciben unos caballeros de traje, no se ve hacia adentro así que cuando abren las puertas, y pasas una cortina, ves lo amplio y grande que es, como en las películas mexicanas, o específicamente como los lugares donde se presentaban las del documental Bellas de Noche, todo a media luz, en tonos rojos y una pista muy grande para bailar.            

El baile puede ser considerado como un idioma internacional. En la antigüedad fue una herramienta para unir culturas con idiomas diferentes, que mejor que eso para definir lo que es. No importa al lugar del mundo al que vayas, bailando podrás hablar el mismo idioma que cualquier otra persona.

Cada movimiento que realiza nuestro cuerpo está formado por la conexión mente-cuerpo, mediante la cual la mente crea los impulsos nerviosos que nuestro cuerpo ejecutará.

El hecho de bailar, pone en práctica esta conexión nerviosa, y cuando nos esforzamos en realizar los movimientos que deseamos llevar a cabo, la calidad de las órdenes que viajan en esta conexión mejore gracias a una mejor sincronización.

Cuando voy al San Luis, procuro llegar temprano, casi cuando abren para que tenga gran parte de la pista para mí, al subir me siento como Sasha Montenegro, sexy, bella, fuerte, la música entra por mis oídos, pero hace que vibre todo mi cuerpo, en especial mi espíritu, y todo lo que siento lo expreso a través de movimientos, me hace sentir libre.  Inténtalo éste puede ayudarte a expresar todas esas emociones y sentimientos que llevas dentro, reafirmando tu personalidad y sin tener la sensación de guardarte algo dentro de ti.

Espero sus comentarios a mi correo electrónico claudiamor_26@yahoo.com.mxy y en Twitter @claudiamor20