Por Ruby Soriano
Ahora que arrancan en su totalidad las campañas electorales, se tiene que tener plena consciencia que los hoy morenistas poblanos irán a las urnas a votar a decenas de priistas que de la noche a la mañana se dieron a la conversión exprés de izquierdistas de ornato.
Varios de los candidatos morenistas han empezado a promover el voto en bloque a favor de la marca guinda, sin que esto pueda vislumbrarse como estrategia exitosa, sobre todo, porque muchos de quienes irán como suplentes o titulares en candidaturas, aún figuran en los desgastados y vacíos padrones del Revolucionario Institucional.
El fenómeno de saturar con priistas las filas “morenistas” ha sido una de las más desafortunadas estrategias del candidato a la gubernatura, Alejandro Armenta, quien siguiendo la política de abrir las puertas morenistas a todo priista, quiso “pluralizar” un neomorenismo que terminó transformado en una raquítica caricatura del partido de las izquierdas, que hoy yace saturado por ex militantes del tricolor, quienes de la mano armentista y aplicando las viejas prácticas de negociación, saltaron al barco en marcha, antes de hundirse en la lancha de la 5 poniente.
La invasión del priismo en Morena Puebla es una bomba de tiempo, aunque la quieran disfrazar de una falsa unidad sustentada en poses de fotografías que en nada reflejan la indignación que persiste entre los fundadores del partido gobernante.
Los priistas se mudaron a Morena con todo y las viejas prácticas y mañas propias de la temporada electoral.
Y es que a escasos minutos que iniciaran las campañas por la gubernatura y las presidencias municipales, el show corrió a cargo de Manuel Vega Suck hijo del ex priista Juan Manuel Vega Rayet. “Manolo” exhibió las capturas de pantalla donde en conversación con Eduardo Castillo, candidato a diputado federal por el distrito 14, con cabecera en Izúcar de Matamoros, le reclamaba por no haber recibido el “recurso” prometido para pago de autobuses y lonches.
Dicha conversación dejó en claro los jaloneos internos entre neomorenistas que están dándose con todo y exhibiendo el desbordante dinero que está circulando en torno a las campañas del partido en el poder.
Han sido reiterados los análisis y pronósticos que señalan la dificultad a la que se enfrentará Morena para lograr un carro completo. Es muy previsible que haya un voto diferenciado plagado de ajustes de cuentas, donde se priorice el voto a favor de la gubernatura, pero no así el de la capital, diputaciones y ayuntamientos.
Para muchos, los morenistas poblanos transgredieron varias líneas de honorabilidad donde permitieron el arribo de lo más negro y corrupto del tricolor.
Sobran nombres y apellidos con los que se puede armar un competo mapa de corrupción que hoy están en la primera línea del juego morenista, con cinismo y amnesia para empezar a aprenderse de memoria las palabras y silogismos usados en un movimiento que terminó reclutando a todos aquellos que en el pasado fueron verdugos y perseguidores.
¿Agendas trasgresoras?
Hay temas que como electores tenemos que exigir se incluyan en las agendas de los candidatos.
Para los tiempos que corren en una sociedad altamente confrontada, pero a la vez pluralizada, los partidos políticos cometen el error de seguir “adoctrinando” a sus candidatos para vender un discurso desfasado que, en la mayoría de las veces, no tiene nada que ver con la realidad que hoy ocupa a las sociedades.
La mayoría de las señoras y señores candidatos le están dando la vuelta a temas que el “nuevo electorado” (jóvenes) espera escuchar de quienes pretenden llegar a cargos de elección popular.
Libertad para decidir sobre nuestros cuerpos, inclusión y fortalecimiento a derechos de la comunidad LGBTTTIQ+, violencia de género y muchos otros temas que deben estar en agendas electorales en abierto debate y no como añejo discurso particularmente del panismo o en la evasión de algunos morenistas.
La tradicional retórica de “mochería” por favor ya ni la incluyan en sus reuniones de campaña, porque sólo muestran que están francamente desfasad@s.
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