Por Ruby Soriano

En México las mujeres seguimos teniendo un lado incongruente. 

Alzamos la voz contra violentadores, pedimos castigo a los acosadores, señalamos a los deudores alimentarios.

¡Ah! Pero si aparece un personaje guapo, las masas del género como borregada e incluye a chairas y fifís, se van con el bulto para desatar los fanatismos. 

Omar García Harfuch va por la candidatura de la ciudad de México blindado de un “coro” de fanáticas que lo ven “guapo” así como lo hicieron en su momento con el nefasto Doctor Gattel. 

Hoy el cachorro de la estirpe de las policías oscuras en tiempos del priismo, quiere gobernar la capital del país. Va blindado por Sheinbaum y por los mandos policiacos que le rinden fidelidad. 

De sus tiempos con García Luna, su mano en Guerrero con Ayotzinapa, sus nexos de familia en Guadalajara, nadie habla, ni hablará, porque para la gran mayoría de sus impulsoras (mujeres), lo único que importa es que es “guapo”. 

Y como si esto no bastara, resulta que a Harfuch le acaban de “calentar la plaza”. 

La mala obra parece tener el sello de la casa morenista, donde las aspiraciones del ex secretario, provocaron que varios -sobre todo- en palacio nacional, levantaran la ceja frente a las inquietudes del nieto de Marcelino García Barragán.

Para ponerle sabor a la contienda interna morenista, irrumpió en la escena mediática y política, el llamado “Zar de la pandemia”, Hugo López Gatell, quien, con la mayor desfachatez, alzó la mano para ser medido y buscar la candidatura a jefe de Gobierno en la capital del país.

El también doctor muerte, pretende enfrentar a una ola multitudinaria de amnésicos capitalinos, a quienes buscará que olviden las 700 mil muertes en cifras oficiales reportadas por Covid.

Ambos personajes ni siquiera son morenistas y sólo responden a los enroques que han tenido que cubrir desde encomiendas instruidas una por Sheinbaum y la otra por AMLO.

¿Cómo se vería la ciudad de México a cargo de un policía o bien de un médico?

La caballada morenista en la capital del país está famélica. Desde la otra esquina del cuadrilátero político aguarda Clara Brugada con su dote de capital que al menos en los últimos días ha sido embestido por la debilidad de las féminas capitalinas quienes ya están multiplicando clubes de fans para afianzar las precampañas de posicionamiento digital, de sus favoritos. 

Así como en efecto cascada la “guapura” mata inteligencia, poder de análisis, pero sobre todo memoria.

Por lo menos en Puebla no tendremos el problema o la disyuntiva morenista de votar por un guapo. Aquí simplemente no hay.

Así los desvaríos del género en el país.

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