Alberto Jiménez Merino, Enrique Cárdenas y Luis Miguel Barbosa han iniciado campañas; representan al PRI, el primero, a PAN, PRD y MC el segundo y a Juntos Haremos Historia el tercero.

Atrás queda las precampañas, muestra de una cultura política que aún no se destierra y que sigue ponderando el uso del poder para una clase privilegiada.

Un PRI que se resiste a morir y que pretende mantener el registro, nombra a Jiménez Merino y desprecia a Enrique Doger por su tan deteriorada imagen de negociación con el Morenovallismo que ahora a pasado a formar parte de los muertos.

Un Enrique Cárdenas más deteriorado que nunca, que intentó por Morena, después por la candidatura independiente y al final tuvo que conformarse, en su obcecada carrera por la gubernatura, con aceptar la propuesta de PAN, PRD y MC, a los cuales había criticado ácidamente en su primer intento.

Luis Miguel Barbosa repite, después de un accidentado preámbulo con su compañero de sector y de partido Alejandro Armenta. ¿Qué tanto daño hizo la rebeldía de Armenta a Morena y a Barbosa? Las urnas tienen la última palabra el 2 de junio.

¿Por qué la moneda está en el aire?

Justamente por esperar a conocer de la reacción del votante, aún con el tan anunciado triunfo de Barbosa. En el proceso que recién terminó con las precampañas, el ciudadano fue omitido. Prevalecieron intereses de políticos y partidos. De corrientes y reacomodos; de intereses de la cúpula y pleitos en sin sentido.

Habrá que ver los dos meses que se avecinan para conocer de estado de ánimo del voto ciudadano.

A esperar.

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