México vive una transición, producto de la crisis y agotamiento de la práctica política que encumbró al PRI que por décadas lo hizo invencible. Quedan aún varias, muchas, herencias que aún no se logran superar.
La designación del candidato a la presidencia por parte de Morena, el partido o movimiento que ahora, en la transición política impone reglas, que no logran convencer a quienes están inmersos en el juego de la encuesta que designará candidatos.
El proceso que vive Morena y que en 70 días culminará con varias encuestas para designar a su candidato si es campaña.
Los aspirantes, Sheinbaun, Ebrard, Adán Augusto, Monreal, Noroña y Velasco, están en campaña. Y lo están desde hace ya más de un año.
El vulgo, el colectivo, y los mismos aspirantes a la máxima silla del poder, temen, sospechan, imaginan, suponen, que finalmente es AMLO quien decidirá quien encabeza los intereses de Morena y los suyos propios.
Pero es una parte del fenómeno de sucesión.
La otra es La Cargada.
Y contra ella nadie lucha. No la mencionan. Pero es un hecho, es la continuación y culminación del dedazo.
Es una fuerte grupo de personas, con diferentes y hartos intereses, agrupados o no, con amigos, compañeros de lucha, o contlapaches, que dándose cuenta o suponiendo hacia dónde se inclina la preferencia del Señor, se atropellan para manifestar su apoyo y conseguir prebendas o garantizar su futuro económico.
Deciden tendencias. Garantizan triunfos.
Y Por ahora, en este proceso que culmina en 2024 no se mencionado y menos satanizado.
Pero la seguimos padeciendo.
Esa es La Cargada. Y pocos la han criticado.
Es cuanto.
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Luis Enrique Sánchez Fernández es periodista; ha escrito para impresos en papel, radio, televisión y portales digitales. Es universitario, historiador y cronista.