Y ahora..
Mi opinión de muerto de hambre sobre #LadyTerrorista.

Me encuentro ayudando a un gran amigo, amigo con el que tengo muchas discrepancias ideológicas y al que sin embargo respeto y admiro, a preparar una ponencia que presentará en el extranjero sobre las campañas presidenciales del 2018 y los paradigmas de la comunicación política en México, específicamente del fenómeno AMLO (hubiera puesto López porque no me gusta contribuir a su ya muy posicionada marca.)

Uno de esos paradigmas habla acerca de la comunicación política e internet. Aunque si bien se habla específicamente de la utilización de la herramienta por parte del candidato, no dejo de darle vueltas al asunto dogmático e irracional de las huestes que llegan al nivel de sectarismo religioso cuando detectan una mínima señal de discrepancia con el pensamiento arcaico de quien pide un viva para la fraternidad universal, organización de carácter esotérico fundada en 1948 por Serge Raynaud en la ciudad de Caracas, Venezuela.

Esa horda iracunda de solovinos, adjetivo puesto por el propio López a sus seguidores, hizo estallar una crisis viral ante un post de Facebook, que evidentemente era una broma de muy mal gusto, y puso entre la espada y la pared a una empresa privada y acabó con la reputación de un personaje PRIVADO hasta llegar al punto de llamarla terrorista. Juzgaron, sin más prueba que post, y la condenaron en la hoguera del ostracismo y del repudio social.

Pareciera que vivimos en 1692, sí 1692, no es un typo. ¿Por qué ese año? Pues en ese año se llevaron a cabo los juicios hoy conocidos como “las brujas de Salem.” Ximena, la pobre chica víctima de escribir, insisto, una broma o quizá un pensamiento de muy mal gusto fue la lady Proctor del 2019, acusada por una Abigail Williams, representada en este caso por un twittero que ha demostrado desde hace muchos años que tiene un severo problema de diarrea dactilar llamado Rafael Chacón Berumen, conocido en los bajos mundos del Twitter como FAFHOO.

Al igual que en la obra de Arthur Miller, este oscuro personaje que en su momento también se dedicó a lanzar amenazas de muerte contra el expresidente Peña y los asistentes al zócalo en un 15 de Septiembre con una bomba molotov y un domingo de aburrimiento sugirió lanzarle una bomba a Televisa, decidió que el post, que seguramente tenía las mismas absurdas intenciones de sus publicaciones pasadas, era un peligro para la seguridad nacional y la puso a la altura de Khalid Sheik Mohammad, arquitecto de los atentados del 11 de Septiembre en Nueva York.

El problema no radica en la absurda acusación del tipejo en cuestión, sino en el eco y las repercusiones que tuvo a nivel de agenda digital. Este tipo que ha ganado seguidores por miles mediante fake news, teorías de la conspiración y posteos de odio tuvo a bien sugerir un boicot a la línea aérea. Su petición se viralizó entre los millones de minions vivos y robóticos y rápidamente pusieron en jaque a la línea aérea y a la piloto en cuestión. Cuando fue exhibido en redes que él también y de acuerdo a su minúscula lógica era también un terrorista en potencia lloró y pidió ayuda a esos mismos minions por sentirse atacados.

La muy, muy, muy blanda piel de los solovinos hizo que la aerolínea suspendiera de manera temporal a la nueva víctima del encono y resentimiento social de la mediocridad empoderada y ganaron una batalla contra la libertad de expresión de una persona privada.

Entre los absurdos argumentos que utilizaron se encontraban que por la naturaleza de su profesión inmediatamente se convertía en una amenaza real, a lo que yo respondo que el mismo peligro de ser un psicópata lo tiene un panadero que un piloto de avión.

¿En qué momento Ximena dejó de ser aquella chica que disfruta de su trabajo en una empresa privada para convertirse en un personaje público que se hizo acreedor al escarnio y a la rabia de una horda de imbéciles?

Este “triunfo” digital quizá les de sabor a gloria a los adoctrinados y en muchas ocasiones bien pagados twitteros de López, pero no se han dado cuenta y quizá por su gran fanatismo y el gusto adquirido del atole con el dedo, de que existe la muy grande probabilidad de que cuando esta nota llegue a su fin dentro del ciclo de noticias, la chica pueda volver a pilotear y ellos ni cuenta se darán, se quedarán con el “gusto” de sentirse escuchados.

Es para ellos un triunfo, es sentir que no son unos simples abacios.

El peligro radica en que ahora cualquiera de nosotros es susceptible a enfrentar una situación similar, a no poder expresarnos ni siquiera en nuestras redes porque podemos herir los blandengues sentimientos u ofender a quien ellos consideran el elegido.

Que peligro y que pena que tengamos que estar sometidos ante el fanatismo de la oligofrenia y la mediocridad. Al condenar a una persona privada y humillarla, ofenderla, juzgarla, exhibirla por su manera de pensar escupimos al cielo y tarde o temprano el gargajo nos caerá en el ojo.

Para estas medrosas focas solo les deseo que la vida las trate como lo merecen y como lo que son: focas fanáticas.

En fin, este escándalo, sólo demuestra que en efecto, el algoritmo causa sesgo cognitivo.