Por Ruby Soriano

Arropada por la ola neomorenista poblana, la candidata de Morena a la Presidencia del País, Claudia Sheinbaum no se anduvo con rodeos y les envió un mazazo en la cabeza a los militantes del morenismo puro, a quienes les dijo que no por ser fundadores, ganan encuestas.

El mensaje sin duda es duro y directo para todos aquellos que alzaron la voz en contra del arribo de la oleada de priistas y uno que otro panista con negros historiales de corrupción.

Sin tapujos, la candidata morenista borró de un plumazo los balbuceos de una débil crítica de izquierdistas puros que hoy deben entender, que gastarse sus suelas repartiendo el periódico “Regeneración” o “apoyando con donativos” a su movimiento, no sirvieron de nada, pues hoy en la primera línea de fuego morenista poblana yacen curiosamente los “ahijados” de exgobernadores con deplorables recuerdos para Puebla: Los marinistas de Mario Marín, los morenovallistas de Rafael Moreno Valle, los galicistas de Tony Gali y los barbosistas de Miguel Barbosa.

En este alud de resucitados de la corrupción del pasado reciente, se nutren las filas de un nuevo movimiento que ya no es creíble en ninguno de los preceptos que difunde como principios que surgieron a partir de su fundación.

Y es que, en términos prácticos, Morena abrió sus puertas a todos aquellos perfiles, no importa de dónde provengan, el origen, la corrupción, las dádivas, los cochupos, los padrinazgos. No importa que hoy en ese movimiento coincidan los resquicios de los excesos de todo lo que señaló el partido gobernante como su principal ariete que detonó los millones de votos que le permitieron llegar a la presidencia de México.

En política la memoria es invaluable y lo es más cuando las líneas de intereses se cruzan para entender que hoy a Morena le ocupa mantener como sea la presidencia del país. Y como sea, es como sea.

Las grotescas imágenes de Graciela Palomares, la misma que recordamos con el marinismo, luego con el panismo de Moreno Valle, pasando por Nueva Alianza, queriendo buscar la candidatura a la gubernatura por Movimiento Ciudadano y terminando recientemente en Morena, son un ejemplo del clientelismo que también las mujeres de la política suelen habilitar en aras de vivir de y no para hacer política.

Al igual que Palomares, resalta Leobardo Soto la imagen del cacicazgo sindical priista que transita en aras de hacer negocios y cuyo discurso usa a los trabajadores para escudar los intereses cupulares.

Así con estos personajes en las nuevas vitrinas de este partido, los morenistas puros tendrán que apretar mandíbula y empezar a acostumbrase a hacer convivencia con todos aquellos a los que defenestraron en el ayer.

Sheinbaum recorrió tres municipios claves en Puebla; San Pedro Cholula, Tehuacán “bastioncito” del finado marido de Rosario Orozco y Tepeaca la tierra del gobernador Sergio Salomón.

En Tehuacán la candidata presidencial estuvo flanqueada por cuatro mujeres; Rosario Orozco, Liz Sánchez, Olga Romero Garci Crespo y Olivia Salomón. Todas ellas arropadas en el pasado reciente por un barbosismo plagado de excesos.

El tiradero de morena en Puebla se tuvo que contener a fuerza de mucha simulación que tiene fecha de caducidad.

Los desatinos, errores, ridículos mediáticos y cinismo político han marcado la llamada tribu de morenos poblanos que se han colocado un disfraz para montarse en la tabla del armentismo. 

Tras la declaración dura de Sheinbaum con posdata a los morenistas purísimos seguro persistirán visos de encono, vendettas silenciosas y muchos ajustes de cuentas al interior de una izquierda que hoy domingo recibió la estocada final de parte de su propia candidata presidencial.

@rubysoriano

@alquimiapoder

losalquimistasdelpoder@gmail.com

www.alquimistasdelpoder.com