Redacción PH

Al menos 41 reclusas fueron encontradas muertas el martes en una prisión para mujeres de Honduras. Versiones preliminares apuntan a que las defunciones son el resultado de un enfrentamiento entre miembros de pandillas rivales.

El incidente ocurrió en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), situado a 25 km al norte de la capital de Honduras y donde albergan a 900 reclusas.

De acuerdo con Yuri Mora, portavoz del Ministerio Público, las víctimas murieron “en su mayoría calcinadas y otras tiroteadas”.

El funcionario evitó dar más detalles del hecho y se limitó a señalar que eso deberá informarlo el Instituto Penintenciario tras las pesquisas.

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Mientras, Delma Ordóñez, presidenta de una asociación de familiares de presos, dijo que durante la madrugada se dio una enfrentamiento entre miembros de las pandillas rivales Mara 18 y la Mara Salvatrucha MS-13 en la prisión.

También se tiene información de que en el centro había una sala con 23 niños, hijos de las presas, según Evelyn Escoto, Comisionada del estatal Centro Nacional de Prevención Contra la Tortura, Tratos Crueles Inhumanas o Degradantes (Conaprev), sobre los infantes aun no hay información.

La viceministra de Seguridad, Julissa Villanueva, ordenó una “intervención inmediata” en la cárcel y aseguró que “no vamos a tolerar actos vandálicos ni tampoco irregularidades”, también dijo que la reyerta fue producto “del crimen organizado” en respuesta a la intervención anunciada por las autoridades en las cárceles de Ilama, en Santa Bárbara y de La Ceiba, en el Caribe.

Las autoridades hondureñas anunciaron el pasado 18 de abril un conjunto de medidas para poner orden en las cárceles del país que implican el bloqueo de llamadas de celulares, un desarme real de los presos y la clasificación de los reos por peligrosidad.

Desde abril, una decena de tiroteos o enfrentamientos se han registrado en las cárceles de Honduras, donde impera la sobrepoblación y el hacinamiento, la falta de instalaciones físicas adecuadas y seguras para el alojamiento de los reclusos, y las condiciones de higiene y salubridad son deplorables.