Por Ruby Soriano

El acto multitudinario que este fin de semana se disfrazó en Puebla con el nombre de Foro de Sustentabilidad en México fue el montaje para que Claudia Sheinbaum viniera una vez más a hacer campaña disfrazada con la complicidad del gobierno estatal.

El músculo embrutecido de la masa abyecta, sin razón de ser, sólo de responder al llamado de los operadores que siempre dan la dádiva para aglutinar esas multitudes propias de las viejas, muy viejas estampas del México que nunca se fue, por el contrario, devolvió la demagogia transformada en su cuarta generación, para rendirse al tributo de la “corcholata” que es la elegida por el dedo divino del Mesías palaciego.

Sin el mínimo decoro ahí estuvieron los otros pequeños mesías tropicales. Un gobernador al que le cuesta tolerar la crítica y al menor impulso brinca. Y un Secretario de Gobernación que heredó las formas de esa política de primitivos estilos impulsada por su primo, el finado gobernador Miguel Barbosa.

Las cifras exorbitantes de los tecleadores a sueldo se dieron festín para ensalzar lo que en cualquier democracia primer mundista resultaría exultante. Una masa muda que va a aplaudir y a gritar para mantener la dádiva, el subsidio, las migajas.

Puebla se rindió al tributo para Sheinbaum.

¿Quién les pone freno a las campañas disfrazadas de “actos gubernamentales” donde se involucran recursos públicos? Por supuesto que nadie. Es tierra de nadie donde se vale de todo: Dejar hacer, dejar pasar.

Como en los grandes tiempos del morenovallismo donde el también finado ex gobernador llenaba auditorios y estadios, los recuerdos de los viejos fantasmas del pasado regresan para recordar que sólo es cuestión de poder y ambición, pues igualaron y superaron a sus antecesores.

Ojalá el Secretario de Gobernación Julio Huerta le invirtiera así en estas cantidades a las exigencias de muchos de sus paisanos.

Y qué decir del gobernador que con su mini mandato va camino a cualquier reflector que le pongan enfrente, total, hay que invertirle para “seguirle”.

El infaltable acarreo de los mítines del pasado regresó recargado para reflejar la frágil democracia mexicana rendida a la demagogia de temporada morenista, financiada con los recursos del pueblo.

En la gira de Sheinbaum por Puebla todos se rindieron al rictus de la que irá a la grande; por ello desfilaron los desterrados, los esquiroles, los lacayos y hasta la rectora de la Buap, Lilia Cedillo fue a pagar su derecho de piso frente a la flamante jefa del gobierno capitalino.

Me atrevo a decir que el Gobernador Sergio Salomón y su escudero Julio Huerta si se lo proponen volverían a abarrotar el Recinto Ferial en Puebla, sólo que esta vez con los desempleados y la gente que vive en condiciones de pobreza.

Esto es lo que tenemos los poblanos, pero no es lo que merecemos.

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